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Los beneficios del Omega-3: EPA y DHA aliados de la salud integral

Beneficios de los omega 3: los amigos inseparables de nuestra salud


La eficacia de los Omega-3 para prevenir trastornos cardiovasculares y mejorar la salud general de quienes los toman ha quedado demostrada en varios estudios. Y entre los casos en los que se han disipado las dudas sobre la utilidad de laingesta de Omega-3 figuran el desarrollo cerebral y ocular y el mantenimiento de las capacidades cognitivas durante el envejecimiento. Sin embargo, cada vez más investigaciones han demostrado que los beneficios del ácido eicospaentaenoico (EPA) y del ácido docosahexaenoico (DHA) -los Omega-3 que pueden introducirse a través de la dieta- también pueden estar relacionados con otros aspectos de la salud. En concreto, cada vez aparecen más datos que apoyan la hipótesis de que los Omega-3 desempeñan un papel en el tratamiento y la prevención del cáncer, en la salud de los lactantes y en el bienestar de las estructuras nerviosas y musculares.


Enfermedades contrarrestadas por el Omega-3

Debido a su capacidad para regular una amplia gama de procesos celulares, los omega-3 han demostrado su utilidad en el tratamiento de enfermedades muy diversas. Además de las cardiopatías,el ácido alfa-linolénico (ALA), elácidoeicosapentaenoico (EPA) y elácido docosahexaenoico (DHA) parecen ser útiles para proteger el organismo contra el cáncer, la artritis reumatoide y la esclerosis múltiple, el lupus eritematoso el alcoholismo, ciertas enfermedades oculares, renales y respiratorias -incluido el asma-, la malaria, la dermatitis y la psoriasis, la fibrosis quística, las migrañas y los problemas que afectan al sistema nervioso (de la depresión a la esquizofrenia). Además, estas moléculas serían beneficiosas para el desarrollo cerebral.


Omega-3 para la prevención y el tratamiento del cáncer

Varios estudios, realizados tanto en animales de laboratorio como en poblaciones humanas, han destacado el potencial de los Omega-3 en la prevención y el tratamiento del cáncer. Una investigación demostró que en la población japonesa, vinculada a una dieta que incluía alimentos ricos en Omega-3 como el pescado, la incidencia del cáncer de mama aumentaba al pasar a una dieta y un estilo de vida más parecidos a los occidentales. Desde este descubrimiento, varios estudios han demostrado que el consumo de Omega-3 se asocia a un menor riesgo de cáncer de mama, próstata, colon y riñón. En la actualidad, la investigación se centra en una mayor comprensión de los mecanismos que subyacen a este fenómeno. En particular, los expertos están tratando de entender si los beneficios están directamente asociados con la ingesta de EPA y DHA o con las moléculas en las que el cuerpo convierte estos Omega-3. Pero en el caso del cáncer, los beneficios de los Omega-3 no se detendrían ahí. En efecto, los datos recogidos a lo largo de los años sugieren que el DHA tiene un efecto antiproliferativo sobre las células cancerosas. No sólo eso, esta molécula también parecería actuar en sinergia con los fármacos quimioterapéuticos. Además, algunos estudios sugieren que, en algunos casos, el Omega-3 aumentaría la eficacia del tratamiento al favorecer la muerte de las células cancerosas y prolongar la esperanza de vida de los pacientes. Por último, el DHA parece contrarrestar los efectos secundarios de las terapias contra el cáncer, como los que afectan a los componentes sanguíneos y la desnutrición. Según los expertos, esta propiedad podría permitir intensificar o prolongar el tratamiento en caso necesario.


Tumores cerebrales: un caso especial

Un estudio especialmente interesante, publicado en la revista Experimental Cell Research, demostró que el DHA, además de ser tóxico para las células cancerosas del cerebro, es capaz de proteger el tejido nervioso sano. En este caso, la acción del DHA estaría mediada por su conversión en el organismo en moléculas conocidas como neuroprotectinas. Estas últimas, explican los investigadores del Karolinska Institutet de Estocolmo (Suecia), autores del estudio, podrían ser especialmente útiles en el caso del neuroblastoma y el meduloblastoma, dos formas de cáncer pediátrico con resultados a menudo negativos.


La salud del sistema nervioso

Pero los beneficios del DHA para el cerebro van más allá de lo estrictamente relacionado con el cáncer. Análisis recientes sugieren, de hecho, que este Omega-3 protege el tejido cerebral de daños traumáticos, como a los que se exponen algunos deportistas, por ejemplo. En este caso, el DHA actuaría reduciendo la inflamación del tejido nervioso y aumentando la actividad de las moléculas que contrarrestan la muerte celular. Un ejemplo procede de las páginas de Neurocirugía, que publicaron un estudio de la West Virginia School of Medicine (Morgantown, EE UU) en el que se demostró este efecto protector induciendo lesiones cerebrales en ratas de laboratorio. Los autores de la investigación demostraron que la suplementación con DHA reducía la producción del precursor de la proteína amiloide -APP, una molécula asociada a la enfermedad de Alzheimer- tras un traumatismo craneoencefálico. Y no sólo eso, también se redujeron los niveles de dos marcadores de inflamación nerviosa y muerte celular: CD-68 y caspasa 3.


Omega-3 para los músculos

Otro potencial emergente del Omega-3 es la estimulación de la producción de proteínas musculares en sujetos de edad avanzada. De hecho, un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington (San Luis, EE.UU.) demostró que basta con tomar 4 gramos al día de Omega-3 durante 8 semanas para que un mejor aporte de aminoácidos e insulina se traduzca en un aumento de la tasa de síntesis de proteínas musculares. Según los expertos, este efecto podría reducir el riesgo de pérdida de masa muscular degenerativa.


De madre a hijo, los beneficios "hereditarios" de los Omega-3

Por último,tomar Omega-3 durante el embarazo puede repercutir positivamente en la salud del bebé. Por ejemplo, un estudio publicado recientemente en la revista Pediatrics demostró que los hijos de mujeres que toman 400 mg de un suplemento de DHA durante el embarazo superan más rápidamente los síndromes catarrales4. La investigación, realizada por expertos del Programa de Nutrición and Health Sciences, consistió en controlar el estado de salud de los bebés a los 1, 3 y 6 meses de edad. Se preguntó a las madres si su hijo había sufrido congestión, producción de flemas, vómitos y erupciones cutáneas en las dos semanas anteriores y, en caso afirmativo, cuánto habían durado estos síntomas. Aunque todos los niños sufrieron el mismo número de dolencias, las madres que habían tomado DHA observaron una reducción de los síntomas en sus hijos. En concreto, en los niños cuyas madres habían tomado DHA, la duración de la tos, la producción de flemas y la dificultad respiratoria a la edad de 1 mes era un 26%, 15% y 30% menor respectivamente. Por el contrario, las erupciones cutáneas duraron un 22% más.


Un grupo de moléculas activas

Todos estos descubrimientos anulan por completo la visión tradicional de los ácidos grasos, considerados en un principio una simple fuente de energía para el organismo. De hecho, la realidad es bien distinta y estas moléculas son factores extremadamente activos desde el punto de vista biológico. Entre sus funciones están la regulación de la producción de proteínas, en el paso de información dentro de la célula y en la constitución de las membranas celulares, cuya fluidez, permeabilidad y dinámica regulan.