Sistema visual

Elácido graso omega-3 docosahexaenoico (DHA) es un componente importante de las membranas de las células de la retina. Se trata de la membrana que recubre internamente el globo ocular y a través de la cual se envían al cerebro los impulsos luminosos percibidos por el ojo. 

La retina es especialmente rica en ácidos grasos de cadena larga. De ellos, el DHA puede constituir hasta el 50% de las grasas de este tejido. Por este motivo, se ha planteado la hipótesis de su implicación en las funciones visuales.

 

Omega-3, beneficios para toda la vida

De hecho, un análisis de los resultados de 12 estudios diferentes, realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública de Harvard en Boston (Estados Unidos) y publicado en la revista Early Human Development, demostró que los bebés alimentados con leche suplementada con Omega-3 ya tenían mejores habilidades visuales que los demás bebés a la edad de dos meses.

Pero el tejido visual no sólo necesita Omega-3 en los primeros años de vida. Incluso a medida que envejecemos, la retina sigue necesitando una cantidad adecuada de estos ácidos grasos. 

De hecho, unadieta que garantice los niveles correctos de Omega-3 reduce el riesgo de degeneración macular, una enfermedad que es la causa más frecuente de ceguera en el mundo actual.

E incluso quienes padecen retinosis pigmentaria -una enfermedad hereditaria de la retina que provoca la pérdida progresiva de la visión nocturna y del campo visual periférico- pueden beneficiarse de la ingesta de DHA.

Así lo demuestra un estudio de la Facultad de Medicina de Harvard, en Boston (EE.UU.), en el que se controló durante cuatro años el estado de salud de pacientes de entre 18 y 55 años, todos ellos afectados por la enfermedad.

Según esta investigación, si una terapia clásica de vitamina A se complementa con 1,2 gramos al día de DHA, el curso de la retinosis pigmentaria se ralentiza durante unos dos años.

No sólo eso, los pacientes que han estado en tratamiento con vitamina A durante al menos dos años pueden ralentizar el deterioro de la sensibilidad del campo visual añadiendo 0,02 gramos al día de ácidos grasos omega-3 a su tratamiento.

 

Nuevas hipótesis y nuevas confirmaciones

A pesar de la cantidad de datos ya recopilados, los estudios sobre los beneficios del Omega-3 para la salud de la visión aún no se han detenido.

En concreto, los resultados del Age-Related Eye Disease Study (AREDS) -un estudio patrocinado por el Instituto Nacional del Ojo de Estados Unidos- han demostrado que altas dosis de antioxidantes -vitamina C, vitamina E, betacaroteno y zinc- contrarrestan la progresión de los estados degenerativos de una zona específica de la retina, la mácula lútea.

La presencia de otros estudios en la literatura científica que sugerían que esta misma acción también podría ser llevada a cabo por los Omega-3 llevó al Instituto Nacional del Ojo a poner en marcha un segundo estudio, AREDS2, con el objetivo de evaluar la eficacia de los Omega-3 para frenar la progresión de la degeneración macular.