Ansiedad y omega-3

Una dosis diaria de 2,5 gramos de ácidos grasos omega-3 reduce los síntomas de ansiedad en un 20%. Así lo demuestra un estudio de Janice Kiecolt-Glaser y sus colegas de la Universidad Estatal de Ohio, publicado en la revista Brain, Behavior, and Immunity. 

 

Los datos recogidos durante esta investigación confirmaron el potencial del ácido docosahexaenoico (DHA) y el ácido eicohexapentaenoico (EPA) para combatir este trastorno. 

 

No sólo eso, los resultados también destacaron los efectos antiinflamatorios de la ingesta de Omega-3.

 

 

 

Ansiedad e inflamación, la doble acción de los Omega-3

 

En esta nueva investigación participaron 68 estudiantes de medicina.

 

El análisis consistió en evaluar los niveles de moléculas que desencadenan la inflamación (citocinas) y los síntomas de ansiedad y depresión tanto en los periodos previos a los exámenes universitarios, caracterizados por una elevada tensión psicológica, como en periodos de bajo estrés.

 

Los participantes en el estudio se dividieron en 2 grupos:

 

  • A una parte de ellos se les administraron cápsulas que contenían un placebo, correspondiente a la misma proporción de ácidos grasos que caracteriza la dieta típica de un habitante de Estados Unidos;
  • El segundo grupo, por su parte, recibió 2,085 gramos de EPA y 348 miligramos de DHA al día durante un periodo de 12 semanas.

 

 

Los análisis de sangre realizados por los investigadores descubrieron que la ingesta de Omega-3 provocaba una reducción del 14% en la producción de interleucina-6 (IL-6), una citoquina inducida por estímulos proinflamatorios. Además, los ácidos grasos Omega-3 también redujeron los síntomas de ansiedad en un 20%.

 

La validez de estos resultados fue confirmada por una serie de análisis secundarios. De hecho, los investigadores también determinaron la relación entre las concentraciones plasmáticas de Omega-6, ácidos grasos que generalmente favorecen los fenómenos inflamatorios, y las de Omega-3.

 

Resultó que una disminución de esta proporción, y por tanto, un aumento de Omega-3 en comparación con Omega-6, se asocia con niveles más bajos de ansiedad.  

 

Esta reducción también corresponde a la inhibición de la producción de IL-6 y TNF-α (Factor de Necrosis Tumoral-alfa, otro marcador de inflamación).

 

 

 

La relación entre ansiedad e inflamación

 

El estudio de Kiecolt-Glaser y sus colegas confirma definitivamente los beneficios de los ácidos grasos omega-3 para el cerebro. De hecho, numerosos datos recogidos en el pasado ya habían subrayado el papel potencial de estas moléculas en la regulación del estado de ánimo y el comportamiento.

 

En particular, los niveles bajos de Omega-3 se han asociado con la inflamación y la depresión.

 

Ambos fenómenos, explican los autores de la investigación, podrían estar relacionados entre sí.

 

In efecto, las citoquinas, moléculas implicadas en el desarrollo de procesos inflamatorios, inducen la síntesis de una hormona que actúa sobre las regiones cerebrales responsables del miedo y la ansiedad. Sin embargo, sólo hoy este estudio aporta datos definitivos, obtenidos mediante ensayos clínicos controlados.

 

 

 

 

Ácidos grasos para prevenir y curar

 

Según los investigadores, estos resultados sugieren que laingesta de EPA y DHA podría reducir la ansiedad y la inflamación incluso en adultos jóvenes sanos.

 

Y, por primera vez, ofrecen indicios que apoyan los beneficios potenciales del uso de Omega-3 para contrarrestar los trastornos relacionados con la ansiedad en individuos en los que aún no se han diagnosticado problemas de esta naturaleza.