
¿Son eficaces los omega-3 contra la depresión? Un meta-análisis

En Italia, el 6% de los adultos tienen que hacer frente a la depresión, una condición que compromete no sólo su bienestar psicológico, sino también su bienestar físico, con consecuencias que, con demasiada frecuencia, limitan sus actividades diarias. Lo subraya el Istituto Superiore di Sanità (Iss) a través de los datos de la Vigilancia PASSI (Progreso de las Autoridades Sanitarias para la Salud en Italia) relativos al bienio 2022-2023, señalando que quienes tienen que lidiar con síntomas depresivos son sobre todo las personas mayores, las mujeres, quienes viven solos, en situaciones económicas o laborales precarias y quienes conviven con una patología crónica.
El 35% de estos italianos se las arregla sin buscar ayuda. Para los demás, la medicación y la psicoterapia son las primeras líneas de defensa, que, sin embargo, no siempre resultan eficaces. Y, en cualquier caso, también hay otro aspecto sobre el que puede merecer la pena intentar actuar: la nutrición.
De hecho, no faltan nutrientes relacionados con el sistema nervioso. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA) menciona varias vitaminas y minerales, pero cuando habla específicamente del cerebro, hace hincapié en dos macronutrientes: los hidratos de carbono y las grasas. Entre estas últimas menciona una en particular: el Omega 3 DHA (ácido docosahexaenoico).
Hojeando la literatura científica, se pueden encontrar numerosos estudios que apuntan a los posibles beneficios del otro Omega 3 biológicamente activo, el ácido eicosapentaenoico (EPA). De hecho, cuando se trata de la depresión, este segundo Omega 3 puede ser un aliado aún mejor que el primero.
En ocasiones, los resultados de estos estudios han parecido contradictorios, pero los análisis más recientes animan a probar la vía de la suplementación dietética para una mejor gestión de la enfermedad.
En concreto, un metaanálisis publicado en 2023 en Prostaglandins, Leukotrienes and Essential Fatty Acids por un grupo de expertos de la Universidad de Roehampton en Londres (Reino Unido) encontró una reducción significativa de la gravedad de la depresión en quienes tomaban suplementos que contenían combinaciones de EPA y DHA en las que el EPA estaba presente en una proporción de al menos el 60% y en dosis de entre 1 y 2 gramos al día.
¿Por qué Omega 3?
Desde un punto de vista teórico, la idea de utilizar EPA y DHA como apoyo contra la depresión tiene mucho sentido. En efecto, estas grasas poliinsaturadas regulan las propiedades de las membranas de las células nerviosas, la expresión de los receptores y la transmisión del impulso nervioso; también regulan la neuroplasticidad, ejercen actividades neuroprotectoras, antioxidantes y antiinflamatorias y favorecen la resolución de los procesos inflamatorios ya en curso. Todas estas propiedades pueden modular la homeostasis cerebral y, por tanto, su equilibrio, que a su vez está asociado al estado de ánimo.
A esto se añade el hecho de que tanto los estudios preclínicos como los datos epidemiológicos asocian la depresión a las deficiencias de Omega 3. Por tanto, corregirlas con una suplementación adecuada podría contribuir a mejorar el estado de ánimo, con efectos específicos para el EPA y el DHA, que intervienen de forma diferencial en la regulación de la inflamación y la integridad y fluidez de las membranas.
Omega 3 contra la depresión: resultados del primer metaanálisis
Los primeros metaanálisis de ensayos controlados aleatorizados sobre la administración de Omega 3 en el tratamiento de la depresión pusieron de relieve la heterogeneidad de los datos disponibles, al tiempo que destacaban los posibles beneficios de la suplementación.
En concreto, un metaanálisis publicado en Translational Psychiatry en 2019 por un grupo de expertos chinos y canadienses dirigidos por Yuhua Liao y Bo Xie demostró que los suplementos que contenían al menos un 60% de EPA eran más eficaces. Por el contrario, las fórmulas que contenían una mayor proporción de DHA (o DHA solo) no parecían ser eficaces.
Liao, Xie y sus colegas se centraron en 25 estudios aleatorizados, doble ciego y controlados con placebo publicados en la literatura científica antes del 20 de diciembre de 2017. Ya en su introducción, destacaron cómo la eficacia de la suplementación con Omega 3 contra la depresión estaba influida por la dosis y la proporción de EPA y DHA. Al final de su análisis, subrayaron la necesidad de seguir estudiando la eficacia de los Omega 3 en función de su dosis, los niveles de inflamación y la gravedad de la depresión.
Los resultados del nuevo metaanálisis
En su revisión sistemática con metaanálisis más reciente, publicada en Prostaglandins, Leukotrienes and Essential Fatty Acids, Christos F. Kelaiditis, E. Leigh Gibson y Simon C. Dyall tuvieron en cuenta las limitaciones inherentes a la metodología utilizada y al diseño de los estudios sobre el tema, destacando una vez más la importancia del tipo de Omega 3 utilizado y añadiendo que la elección del placebo también podría influir en la importancia de los beneficios encontrados.
Al incluir en su análisis únicamente estudios aleatorizados controlados con placebo que no contenían lípidos bioactivos y en los que no participaban individuos con enfermedades que pudieran alterar los niveles de lípidos en sangre (como la diabetes de tipo 2, la poliquistosis ovárica y la hepatopatía), Kelaiditis y sus colegas trataron de aclarar si los suplementos de EPA y DHA que contienen al menos un 60% de EPA consiguen realmente reducir los síntomas de la depresión y si pueden establecerse dosis mínimas y máximas eficaces.
El metaanálisis se realizó en tres niveles:
1) Evaluar el efecto de la ingesta de Omega 3 sobre la depresión agrupando, en la medida de lo posible, todos los datos recogidos en los estudios incluidos en el metaanálisis;
2) Evaluar por separado los estudios en los que la proporción de EPA era inferior al 60% del total de EPA + DHA y aquellos en los que era superior o igual al 60% del total de EPA + DHA;
3) evaluar por separado el efecto de dosis de EPA inferiores a 2 g al día o superiores o iguales a 2 g al día.
El primer nivel de análisis confirmó la eficacia antidepresiva de la ingesta de Omega 3 durante una media de 11 semanas, pero volvió a poner de manifiesto la elevada heterogeneidad de los resultados.
Por otra parte, el segundo nivel de análisis mostró que sólo los protocolos que implicaban la ingesta de mezclas de EPA + DHA con un porcentaje de EPA del 60% o superior durante unas 11 semanas eran eficaces.
Por último, el tercer nivel de análisis, en el que sólo se incluyeron las intervenciones con suplementos con alto contenido en EPA (mayor o igual al 60% del total de EPA + DHA), mostró que la ingesta de 1,1 g de EPA al día durante unas 11 semanas se asoció con una reducción significativa de la gravedad de la depresión, mientras que las dosis más altas (2,1 g al día durante más de 13 semanas) no parecían ser eficaces.
Según los autores, estos resultados "indican que la suplementación con EPA en porcentajes superiores o iguales al 60% del total de EPA+DHA, en dosis superiores o iguales a 1 g al día e inferiores a 2 g al día, se asocia con una reducción estadísticamente significativa de la gravedad de los síntomas de la depresión".
Subrayando la concordancia entre sus conclusiones y las de metaanálisis anteriores, los expertos añaden que, dado el tipo de estudios incluidos (que en el 70% de los casos habían contado con pacientes con diagnóstico clínico de depresión), lo que se desprende es un potencial clínico real para la EPA.
"Serán necesarios más estudios para dilucidar por completo los efectos de la dosificación de EPA, teniendo en cuenta la dieta basal y otros factores de confusión", prosiguen Kelaiditis y sus colegas, añadiendo también que "la confirmación de los efectos terapéuticos con proporciones elevadas de EPA:DHA respalda las observaciones de que los [diferentes] ácidos grasos poliinsaturados Omega 3 tienen una naturaleza distinta y divergente."
Otros dictámenes favorables
Unos meses después de la publicación del metaanálisis de Kelaiditis y sus colegas, una revisión sistemática con metaanálisis de ensayos controlados aleatorios publicada por un grupo de expertos iraníes en el British Journal of Nutrition llegó a conclusiones similares. Según sus autores, "el análisis dosis-respuesta indica un efecto en forma de U en los pacientes con depresión, y la mayor mejoría se produce con 1,5 g al día".
De esta publicación se desprende otro aspecto interesante: la suplementación con Omega 3 podría ayudar a mejorar los síntomas de la depresión en personas que ya han desarrollado la enfermedad, mientras que no sería capaz de prevenir su aparición.
¿Por qué es más eficaz la EPA?
Según Kelaiditis y sus colegas, "la mayor eficacia del EPA en la depresión podría estar asociada a sus efectos antiinflamatorios". De hecho, es el EPA (y no el DHA) el Omega 3 del que se obtienen moléculas capaces de contrarrestar los mediadores inflamatorios implicados en la aparición de la depresión.
Además, sólo el EPA se ha asociado a la neurogénesis -un proceso también estimulado por los antidepresivos y asociado a la reducción del comportamiento relacionado con la depresión- y los dos omega-3 podrían contrarrestarse entre sí y competir por su incorporación dentro de las membranas, con consecuencias para su estructura, la transmisión de señales en las células y la síntesis de compuestos bioactivos.
Sin embargo, los expertos tampoco excluyen que la forma en que se toma el Omega 3 (ésteres etílicos, triglicéridos o fosfolípidos) pueda marcar la diferencia.
Sólo nuevas investigaciones aclararán todos estos aspectos. Siga el blog de Omegor para estar al día sobre este tema.
Referencias bibliográficas:
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Instituto Nacional de Salud. Vigilancia PASSI. Datos de Italia: Depresión. Visitado el 25/06/05
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Kelaiditis CF, Gibson EL, Dyall SC. Effects of long-chain omega-3 polyunsaturated fatty acids on reducing anxiety and depression in adults; A systematic review and meta-analysis of randomised controlled trials. Prostaglandins Leukot Essent Fatty Acids. 2023 mayo;192 :102572. doi: 10.1016/j.plefa.2023.102572
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