Alimentación

Suplementos de aceite de pescado: Nueva Zelanda y Australia contienen menos omega-3 de lo indicado en la etiqueta

Suplementos de omega 3 Nueva Zelanda y Australia: menos EPA y DHA de lo declarado


Casi todos los suplementos de aceite de pescado producidos en Nueva Zelanda y Australia tienen menos ácidos grasos de los que indica la etiqueta: sólo 3 de 32 contienen los Omega 3 correspondientes a los niveles indicados. Además, la mayoría de los productos superan el nivel de oxidación recomendado. Pruebas que incitan a las autoridades a revisar las directrices sobre los suplementos de aceite de pescado.

Así lo revela un informe científico publicado en la revista Nature y realizado por investigadores de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda).



Aceite de pescado: importantes efectos para la salud


Los suplementos de aceite de pescado figuran entre los complementos dietéticos más populares en todo el mundo. Contienen cantidades significativas de ácidos grasos poliinsaturados omega-3, como el EPA (ácido eicosapentaenoico) y el DHA (ácido docosahexaenoico). Los suplementos de aceite de pescado han demostrado efectos prometedores en la reducción de la inflamación, la mejora de la capacidad cognitiva y la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares. Los ácidos grasos omega-3 son muy propensos a la oxidación debido al gran número de dobles enlaces de su estructura. En un suplemento de omega-3 de mala calidad, la oxidación sustituye los ácidos grasos omega-3 por peróxidos lipídicos y productos de oxidación secundarios. 


La adición de antioxidantes por sí sola reduce la oxidación, pero no la evita. El grado de oxidación puede describirse midiendo varios parámetros que se utilizan para estimar el valor de oxidación total. Varias organizaciones de todo el mundo han recomendado niveles máximos para estos índices; sin embargo, éstos se basan en la palatabilidad, ya que no existen datos claros sobre los efectos para la salud.




Contenido en omega-3 inferior al que figura en las etiquetas


Durante el estudio, se analizó el contenido de Omega-3 de 32 marcas diferentes de suplementos, casi todas producidas en Nueva Zelanda y Australia, mediante cromatografía de gases antes de su fecha de caducidad. Se midieron los peróxidos y otros metabolitos para calcular el grado de oxidación total. Los análisis mostraron una discrepancia entre el EPA y el DHA contenidos en las muestras y el indicado en el envase, y revelaron que el 92% de los suplementos superaba el contenido de productos de oxidación. Según Ian Musgrave, toxicólogo y farmacólogo de la Universidad de Adelaida, este último hallazgo es muy importante; si bien una dosis de Omega-3 inferior a la esperada puede no ser perjudicial, los subproductos de la oxidación sí podrían serlo, sobre todo en los suplementos que superan ampliamente los valores de las directrices internacionales. 


El exceso de productos de oxidación en un suplemento se considera contaminación, y debe ser tenido en cuenta por la Therapeutic Goods Administration (TGA), organismo regulador australiano de medicamentos y productos sanitarios, y que también difunde información sobre normativa y seguridad. A este respecto, hay que tener en cuenta que actualmente hay 683 productos que contienen aceite de pescado en el registro de la TGA, pero también hay algunos que contienen aceite de pescado que pueden venderse en Australia como alimentos y, por tanto, no están regulados.



Los consumidores pueden tomar dosis más pequeñas de lo que creen


Según Ken Harvey, experto en política farmacéutica y profesor asociado de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Monash, el estudio informaba de antiguas deficiencias en la regulación de los medicamentos complementarios en Australia y Nueva Zelanda. Entre ellas figuran algunas evaluaciones previas a la comercialización de los productos, una vigilancia postcomercialización limitada y mal orientada, y la falta de disposiciones eficaces para disuadir de las infracciones de la normativa de la TGA. 


Numerosos informes de los últimos diez años han puesto de relieve la falta de sanciones para los fabricantes que mienten a los consumidores sobre el contenido de sus productos. Quienes toman suplementos de aceite de pescado lo hacen porque pretenden conseguir un efecto antiinflamatorio o mantener bajos los niveles de triglicéridos, pero en realidad pueden estar tomando dosis menos eficaces, como señaló Peter Clifton, profesor del Baker Heart and Diabetes Institute de Melbourne. Además, este estudio sugiere que cantidades elevadas de productos de oxidación pueden interferir con los beneficios del Omega-3, aunque se desconocen las implicaciones a largo plazo. Según los investigadores, es posible que el aceite de pescado muy oxidado favorezca la formación de depósitos grasos en las arterias y, por tanto, lo contrario de lo que los consumidores esperan de los suplementos.   



Fuente: Benjamin B. Albert, José G. B. Derraik, David Cameron-Smith, Paul L. Hofman, Sergey Tumanov, Silas G. Villas-Boas, Manohar L. Garg & Wayne S. Cutfield 'Fish oil supplements in New Zealand are highly oxidised and do not meet label content of n-3 PUFA' Scientific Reports 5, Article number 7928. doi:10.1038/srep07928