
¿Contiene el aceite de krill Omega-3 EPA y DHA más eficaces que el aceite de pescado?

Los omega-3 contenidos en el aceite de krill se absorben mejor que los del aceite de pescado; así lo indican los estudios que han medido sus niveles en la sangre y su integración en las membranas de los glóbulos rojos tras la administración de suplementos. Pero, ¿son también más eficaces? Averigüémoslo.
El EPA (ácido eicosapentaenoico) y el DHA (ácido docosahexaenoico) son los dos Omega 3 bioactivos, los que necesitamos para aprovechar los beneficios de estas grasas beneficiosas para la salud.
Podemos tomarlos preformados a partir de fuentes de origen marino. Las más conocidas son sin duda el pescado y los aceites derivados de él (aceite de pescado y aceite de hígado de bacalao), pero en los últimos años también se está popularizando el aceite de krill, que puede obtenerse de un diminuto crustáceo que vive en las frías aguas de los mares del Sur: el krill antártico (Euphausia superba).
El krill es el principal componente de la biomasa de zooplancton de las aguas antárticas. Dada la intensa explotación de las poblaciones de peces marinos, la posibilidad de utilizarlo como materia prima alternativa para la producción de suplementos de Omega 3 resulta muy atractiva.
Es más, en el aceite de krill, el Omega 3 está presente en forma de fosfolípidos, los principales componentes de las membranas celulares en las que el Omega 3 encaja para ejercer sus beneficios.
En cambio, en el aceite de pescado natural, el EPA y el DHA están presentes en forma de triglicéridos. Durante la producción de suplementos de Omega 3, este aceite de pescado natural se somete a procesos de purificación y concentración que hacen que el EPA y el DHA puedan estar presentes en el producto comercializado en forma de ésteres etílicos (moléculas diferentes a las presentes originalmente en el aceite de pescado) o de triglicéridos reesterificados (más concentrados en Omega 3 que en el aceite de pescado natural, pero químicamente similares).
Omega-3 procedente del krill y del pescado: ¿afectan las diferencias en la forma química a la biodisponibilidad?
Las investigaciones realizadas a lo largo de los años han llevado a la hipótesis de que estas diferencias químicas entre los omega-3 del krill y del pescado se corresponden con una mayor biodisponibilidad del EPA y el DHA del aceite de krill, es decir, que se absorben mejor.
Ya en 2009, un grupo de investigadores dirigido por Kevin Maki, del Provident Clinical Research estadounidense, se centró en este aspecto, comparando los niveles de EPA y DHA en la sangre de 76 individuos (hombres y mujeres con sobrepeso) que habían consumido 2 gramos al día de krill, pescado o aceite de oliva durante cuatro semanas.
"Se observaron aumentos significativos sobre los niveles basales de EPA y DHA en sangre con la suplementación de aceite de krill", explicaron Maki y sus colegas. En el caso del aceite de krill, el aumento medio fue de 178,4 +/- 38,7 µmol/L para el EPA y de 90,2 +/- 40,3 µmol/L para el DHA; en el caso del aceite de pescado, sin embargo, el aumento medio fue de 131,8 +/- 28,0 µmol/L para el EPA y de 149,9 +/- 30,4 µmol/L para el DHA.
Volviendo al tema en 2010, un equipo de investigadores dirigido por Stine Ulven, del Akershus University College de Lillestrøm (Noruega), descubrió un aumento similar de los niveles plasmáticos de EPA y DHA tras la ingesta de aceite de krill y de pescado "aunque", señalaron los investigadores, "la dosis de EPA+DHA en el aceite de krill era el 62,8 por ciento de la del aceite de pescado".
Como señalan Ulven y sus colegas, "estos resultados indican que los ácidos grasos poliinsaturados omega 3 del aceite de krill (principalmente fosfolípidos) son igual o incluso más biodisponibles que los del aceite de pescado (triglicéridos)".
Al igualar la dosis de Omega 3 recibida con aceite de pescado y aceite de krill, Jan Philipp Schuchardt y sus colegas de la Universidad de Hannover (Alemania) pudieron eliminar posibles dudas, confirmando que tomar aceite de krill producía un mayor aumento de los niveles de EPA+DHA en los fosfolípidos plasmáticos.
Por último, un estudio realizado en Canadá por investigadores del Centro de Alimentos Funcionales and Nutracéuticos de Winnipeg reveló que el aceite de krill también aumenta el índice deomega-3, es decir, el porcentaje de EPA y DHA sobre el total de ácidos grasos en las membranas de los glóbulos rojos, de forma más eficaz que el aceite de pescado.
Como ya se ha dicho, una de las funciones biológicas del EPA y el DHA es formar parte de las membranas celulares, a las que confieren la fluidez necesaria para diversas actividades de la célula. El valor del índice Omega 3 (es decir, el nivel de Omega 3 en las membranas de los glóbulos rojos) es inversamente proporcional al riesgo de sufrir problemas cardiovasculares, y la investigación canadiense, publicada en la revista Lipids in Health Disease, fue una contribución más al debate sobre los efectos positivos del aceite de krill.
Este último estudio reclutó a 24 voluntarios sanos que participaron en un ensayo organizado en 3 fases diferentes, cada una de 4 semanas, intercaladas con un periodo de 8 semanas. Los voluntarios, divididos aleatoriamente en 3 grupos, tomaron 6 cápsulas al día que contenían aceite de krill, aceite de pescado o aceite de maíz (placebo) durante el tratamiento.
En la primera fase, un grupo tomó aceite de krill, otro aceite de pescado y otro placebo; tras cuatro semanas de tratamiento y un intervalo de ocho semanas, cada grupo recibió un tipo distinto de cápsula durante 28 días, y así sucesivamente, de modo que cada uno recibió los dos tipos de aceite y el placebo.
Se analizó el contenido de Omega-3 en el plasma y los glóbulos rojos de cada voluntario antes y después de cada fase. Después de cada fase, se observó un mayor aumento del nivel de Omega-3 en plasma y glóbulos rojos en los sujetos que habían recibido los suplementos de aceite de krill o de pescado. Sin embargo, hubo una diferencia entre ambos: el cambio en el índice de Omega-3 tras el consumo de aceite de krill y aceite de pescado fue del 1,04% y el 0,47%, respectivamente.
Además, se produjo una reducción de la concentración de Omega-6 (grasas poliinsaturadas que tienden a ser más inflamatorias que los Omega-3) en los voluntarios que habían recibido estos suplementos. En concreto, el aumento de Omega-3 y la reducción de Omega-6 fue mayor en los que habían tomado aceite de krill que en los que habían tomado aceite de pescado.
Papel probable de la estructura de los fosfolípidos y de los ácidos grasos libres
La hipótesis de los científicos es que, debido a su estructura fosfolipídica, los omega-3 del krill pueden absorberse e integrarse más fácilmente en las membranas celulares que los que se encuentran en los triglicéridos del aceite de pescado.
Además, al analizar la estructura de las grasas de los suplementos utilizados en su estudio, Schuchardt y sus colegas hallaron una gran proporción de EPA y DHA (22% y 21%, respectivamente) en forma de ácidos grasos libres, ausentes en el aceite de pescado. Esto, explican los investigadores, "podría influir significativamente en la biodisponibilidad del EPA y el DHA del aceite de krill".
Sólo nuevos estudios ayudarán a demostrar esta tesis y a aclarar el mecanismo que subyace a la mejor absorción de las grasas en esta fuente de Omega 3.
¿Es el aceite de krill más eficaz que el aceite de pescado?
Los datos recogidos durante estos ensayos sugieren que los suplementos de aceite de krill pueden ejercer un mejor efecto protector contra las enfermedades cardiovasculares que los suplementos de aceite de pescado.
Este aspecto se ha explorado en algunas de estas y otras investigaciones. En 2015, Ulven intentó hacer balance de la situación junto con Kirsten Holven, de la Universidad de Oslo (Noruega). Escribiendo en las páginas de Vascular Health and Risk Management, los dos expertos concluyeron que "el aceite de krill regula más vías metabólicas que el aceite de pescado" y que esto "podría indicar diferentes efectos biológicos del aceite de krill en comparación con el aceite de pescado".
Unos años más tarde, un grupo de investigadores coreanos analizó las pruebas disponibles sobre los efectos de estos dos aceites marinos en los niveles de grasa en sangre. "Las claras diferencias en triglicéridos, colesterol LDL, colesterol HDL y colesterol total no fueron significativas", explicaron los expertos en las páginas de Nutrition Reviews, concluyendo que "los efectos del aceite de krill y del aceite de pescado sobre los lípidos (es decir, el colesterol y los triglicéridos en sangre, ed.) no son diferentes" y que "la reducción de los triglicéridos", que es una de las principales razones por las que se prescriben suplementos de EPA y DHA, "depende de la dosis de ácidos grasos omega-3 que se tome".
Aceite de krill: una alternativa segura y válida al aceite de pescado
Sobre la base de los datos disponibles, puede concluirse razonablemente que el aceite de krill es una alternativa viable al aceite de pescado. Su ingesta no se ha asociado a ningún efecto secundario preocupante; por tanto, la única contraindicación absoluta sigue siendo, al menos de momento, la alergia al marisco.
Cabe destacar que, además de EPA y DHA, el aceite de krill también contiene un potente antioxidante natural (astaxantina) y colina, una molécula aliada del corazón y el hígado. Descubre todas sus características leyendo este artículo en profundidad: Aceite de krill, todos los beneficios y propiedades.
Referencias bibliográficas:
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