Vías aéreas

Alergias respiratorias: cómo combatirlas con Omega-3

Omega 3 y alergias: una cuestión de inflamación

 

La primavera es época de alergias respir atorias, pero como todos sabemos, el polen no es la única fuente de alérgenos. Los ácaros del polvo, la caspa de perro y gato y el látex son otros ejemplos comunes de sustancias intrínsecamente inocuas que pueden desencadenar una respuesta exagerada del sistema inmunitario y, en consecuencia, síntomas de alergia.

 

Los alimentos también pueden ser una fuente de moléculas alergénicas (alérgenos). Algunas alergias alimentarias pueden ser muy peligrosas e incluso provocar un shock anafiláctico. La única manera de evitar reacciones tan graves es adoptar unos hábitos alimentarios adecuados consistentes en evitar el alimento en cuestión y todos los preparados que puedan contenerlo aunque sea en trazas.

 

A veces también existe una relación entre las alergias respiratorias y las alergias alimentarias. Es el caso del síndrome de alergia oral, una afección en la que el consumo de frutas y verduras crudas desencadena picor e hinchazón de la garganta, la boca, la lengua y los labios. Una característica típica de esta alergia alimentaria es que está asociada a las alergias al polen; entre el 50% y el 75% de los alérgicos al abedul la padecen, e incluso existe una correspondencia entre el polen y las frutas y verduras que desencadenan los síntomas alérgicos. Por ejemplo, los alérgicos al mencionado abedul a menudo no pueden comer manzanas, albaricoques, cerezas, melocotones, ciruelas, kiwis y zanahorias crudas, ni tampoco soja y varios tipos de frutos secos (cacahuetes, almendras y avellanas).

 

Dada esta relación entre los alimentos y las alergias, se plantea la cuestión de si existe algún modo de evitar una reactividad excesiva del sistema inmunitario a través de la alimentación. Y dadas sus conocidas propiedades antiinflamatorias, entre los nutrientes potencialmente útiles a este respecto se encuentran las grasas poliinsaturadas omega-3. En efecto, no hay que olvidar que las alergias son fenómenos inflamatorios.

 



Alergias e inflamación

 

La inflamación puede desencadenarse por el contacto con uno o varios alérgenos específicos. Por lo general, una sola exposición desencadena una reacción en pocos minutos. Esta reacción aguda puede ser localizada (como rinoconjuntivitis, ataques de asma, urticaria o reacciones gastrointestinales) o extenderse por todo el cuerpo (provocando un shock anafiláctico).

 

En muchos casos, a la reacción aguda le sigue una reacción posterior, que comienza entre 2 y 6 horas después de la exposición y alcanza su punto máximo entre 6 y 9 horas después del contacto con el alérgeno. Los posibles síntomas incluyen hinchazón, dolor y enrojecimiento de la piel y sobreproducción de mucosidad en los pulmones; esto suele resolverse en un par de días.

 

Sin embargo, si la exposición es repetida o constante, puede desarrollarse unainflamación alérgica crónica, responsable de cambios en los tejidos del organismo.

 



El potencial antiinflamatorioEl potencial antiinflamatorio de los Omega 3

 

A diferencia de otras sustancias presentes en los alimentos, los omega-3 tienden a reducir y resolver la inflamación. Este potencial antiinflamatorio está mediado:

 

  • la capacidad del Omega-3 para inhibir la funcionalidad de los glóbulos blancos responsables de los fenómenos inflamatorios;
  • inhibiendo la producción de moléculas que participan en la inflamación y la promueven(citoquinas, prostaglandinas, leucotrienos);
  • promoviendo la producción de moléculas antiinflamatorias o con menor potencial inflamatorio;
  • al ser precursores de moléculas que favorecen la resolución de la inflamación(resolvinas, protectinas y maresinas).

 

Por otro lado, otra clase bien conocida de grasas poliinsaturadas esenciales, los Omega-6, tienen un mayor potencial inflamatorio. Por lo tanto, el riesgo de inflamación es mayor cuando la proporción entre Omega-3 y Omega-6 es menor.

 



¿Ayudan los Omega 3 a combatir las alergias?

 

La hipótesis de que el potencial antiinflamatorio de los omega-3 podría ayudar a combatir las alergias está respaldada por varios estudios que han hallado una asociación entre la ingesta de estas grasas y una reducción de la incidencia de los síntomas de estos trastornos.

 

Por ejemplo, tanto una proporción elevada de EPA (ácido eicosapentaenoico, uno de los Omega-3 biológicamente activos) en la membrana de los glóbulos rojos (parámetro que permite evaluar los niveles de Omega-3 en el organismo) como una dieta rica en ALA (ácido alfa-linolénico, precursor del EPA y del otro Omega-3 biológicamente activo, el ácido docosahexaenoico o DHA) se asocian a un menor riesgo de sensibilización a posibles alérgenos y de rinitis alérgica.

 

Los omega-3 también se han asociado a una reducción del riesgo de asma y sus síntomas (en particular, la inflamación de las vías respiratorias); de hecho, el asma se asocia a una reducción de la síntesis de esas resolvinas, protectinas y maresinas derivadas de los Omega-3 que sirven para resolver la inflamación. Y los estudios preclínicos sugieren que los Omega-3 dietéticos pueden reducir la inflamación asociada a la conjuntivitis alérgica y sus síntomas.

 

El efecto protector es especialmente evidente en los primeros años de vida. De hecho, parece que la mejor opción es prevenir las alergias asegurando una ingesta adecuada de Omega-3 ya durante el embarazo y la lactancia.

 

La ingesta de suplementos de aceite de pescado (una de las mejores fuentes de EPA y DHA) durante el embarazo modifica la respuesta inmunitaria en la sangre del cordón umbilical y puede contrarrestar la sensibilización a alérgenos alimentarios comunes y reducir la aparición y la gravedad deleccema atópico durante el primer año de vida, con beneficios que persisten hasta bien entrada la adolescencia.

 

No sólo eso, el aceite de pescado tomado durante el embarazo también reduce el asma y las sibilancias persistentes en niños de entre 3 y 5 años, mientras que cuando se toma durante los primeros seis meses de vida puede reducir las alergias a los ácaros y a la leche.

 



¿Cuántos Omega-3 contra las alergias?

 

Los datos actualmente disponibles no permiten dar directrices sobre cuándo y en qué dosis deben tomarse los omega-3 para contrarrestar las alergias. Lo menos que se puede hacer es asegurar una ingesta adecuada según las distintas etapas de la vida en las que uno se encuentre.

 

Si, por tanto, todo el mundo debería tomar al menos 250 mg diarios de EPA+DHA, las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia deberían añadir otros 100-200 mg de DHA a esta cuota. Los niños de hasta dos años, por su parte, deberían recibir 100 mg más de DHA cada día.

 

La alimentación a base de pescado rico en Omega-3 (salmón, caballa, sardinas, anchoas, arenque, etc.) es la estrategia más sencilla para obtener altas dosis de estos nutrientes. Pero, por desgracia, los hábitos alimentarios generalizados típicos de las sociedades occidentales modernas, en las que es muy frecuente el consumo de alimentos industriales o preparados fuera de casa, hacen que la ingesta de grasas Omega-6 sea a menudo bastante elevada. Esto aumenta la tendencia a desarrollar fenómenos inflamatorios, teniendo en cuenta además que la transformación de los Omega-6 y Omega-3 de origen alimentario en las moléculas biológicamente activas derivadas de ellos (EPA y DHA) requiere las mismas enzimas y que, por lo tanto, una dieta rica en Omega-6 dificulta la ya escasa capacidad del organismo humano para producir EPA y DHA.

 

Satisfacer las necesidades de omega-3 se hace así difícil, especialmente en grupos de población "críticos" como:

 

  • niños, que a menudo rechazan el pescado, la mejor fuente dietética de EPA y DHA;
  • Mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, cuyas necesidades de Omega-3 son mayores pero que no pueden comer mucho pescado rico en Omega-3 por el riesgo de contaminación por mercurio;
  • le personas alérgicas al pescado.

 

Afortunadamente, existen suplementos a base de aceites de origen marino (pescado, hígado de bacalao, krill, algas) que ayudan a hacer frente a estas situaciones. Pero cuidado: la calidad del aceite elegido también puede marcar la diferencia en la capacidad de prevenir las alergias. Numerosos estudios sugieren que los productos ricos en DHA pueden ser más eficaces en este sentido. Y para no exponer su salud a riesgos, es útil confiar en productos de pureza garantizada, como los certificados por el programa IFOS(International Fish Oil Standards).

 

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