Trasplantes de hígado: cómo protegen los Omega-3 contra la inflamación
El aceite de pescado protege el hígado de la inflamación causada por los trasplantes y otras operaciones
Se han desvelado los mecanismos moleculares activados por el Omega 3 para proteger el hígado de la inflamación causada por la cirugía, incluidos los trasplantes. Los ha descubierto un grupo de investigadores de la Universidad de Chile en Santiago en un estudio publicado en la revista PloS One. El descubrimiento abre nuevas perspectivas en la prevención del daño por isquemia-reperfusión, fenómeno a menudo asociado a ciertas operaciones.
El papel protector del Omega-3 en el trasplante de hígado
La isquemia es una situación en la que el flujo sanguíneo a un órgano disminuye o incluso se detiene. Este fenómeno, asociado a acontecimientos como un infarto de miocardio o determinadas intervenciones quirúrgicas, provoca una falta de oxígeno perjudicial para los tejidos. Por otro lado, la reperfusión, es decir, el restablecimiento de la circulación sanguínea, también puede dañar los órganos, especialmente debido a la fuerte inflamación desencadenada por la activación del sistema inmunitario. En particular, los daños por isquemia-reperfusión ponen en grave peligro la salud de los tejidos tras ciertas intervenciones quirúrgicas en las que se producen estos dos fenómenos. Un caso muy estudiado es el de los trasplantes de hígado, donde se ha demostrado que este tipo de daño puede limitarse mediante un tratamiento adecuado del órgano que se va a trasplantar. Los experimentos han demostrado, por ejemplo, que en las ratas, la ingesta de los ácidos grasos Omega-3 EPA (ácido eicosapentaenoico) y DHA (ácido docosahexaenoico) protege al hígado del donante de los daños. La eficacia de estos ácidos grasos se basa en la reducción de la activación de NF-kB, una proteína asociada a la inflamación y que se activa con este tipo de daños.
Nuevos detalles sobre los mecanismos de acción
Los investigadores sudamericanos descubrieron más detalles de este proceso analizando la actividad de NF-kB y otras moléculas relacionadas en ratas a las que se administró un suplemento de aceite de pescado durante 7 días antes de inducir daños hepáticos por isquemia-reperfusión. Tras esta primera semana, el daño hepático se indujo con 1 hora de isquemia seguida de 20 horas de reperfusión. En cuanto al estado de salud general del hígado, la ingesta de Omega-3 se asoció a una normalización de los niveles de transaminasas y de la morfología hepática, parámetros que se alteran en caso de daño hepático. Los análisis moleculares también revelaron que, además de reducir la activación de NF-kB, estos ácidos grasos favorecen la asociación entre NF-kB y una molécula con acción antiinflamatoria, PPAR-α. Al mismo tiempo, los investigadores descubrieron que el tratamiento con Omega-3 aumenta la estabilidad de IκB-α, una molécula que contrarresta la activación de NF-kB. El resultado de estos fenómenos es un aumento de la expresión de los genes regulados por PPAR-α y una normalización de los niveles de IL-lβ y TNF-α, dos moléculas proinflamatorias cuya producción está controlada por NF-kB.
Omega-3, una eficacia sin más secretos
En conjunto, estos datos indican que PPAR-α y NF-κB compiten por el control de la producción de mediadores de la inflamación. Por tanto, los ácidos grasos omega-3 protegerían al hígado del daño por isquemia-reperfusión al promover la formación de complejos entre PPAR-α y NF-κB y aumentar la estabilidad de IκB-α.
Fuente
1. Zúñiga J, Cancino M, Medina F, Varela P, Vargas R, Tapia G, Videla LA, Fernández V, 'N-3 PUFA supplementation triggers PPAR-α activation and PPAR-α/NF-κB interaction: anti-inflammatory implications in liver ischemia-reperfusion injury', PLoS One. 2011;6(12):e28502. Epub 2011 Dic 8