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Carencia de omega-3: la sufren sobre todo las mujeres embarazadas y los niños

El consumo de omega-3 suele ser insuficiente en comparación con las cantidades recomendadas por la Organización Mundial de la Salud, lo que pone de relieve la necesidad de promover su consumo especialmente en los grupos de población más vulnerables, como los niños, las mujeres en edad fértil y los ancianos. Por ejemplo, entre los estadounidenses, la cantidad de EPA y DHA que consumen las mujeres embarazadas es cinco veces inferior a los 520 miligramos recomendados, y en los niños sólo alcanza el 40% de la dosis óptima.

Estos son los resultados publicados en la revista Nutrients por investigadores del Centro Médico de la Universidad de Nebraska, la Universidad Estatal de Pensilvania y la Universidad de California Riverside (EE.UU.).

El consumo adecuado de omega-3 es crucial, especialmente para las mujeres embarazadas y los niños

Los principales ácidos grasos omega-3, EPA y DHA, desempeñan funciones clave relacionadas con la salud y el desarrollo de ciertas enfermedades, y sus beneficios han quedado bien establecidos por numerosos estudios científicos.

En la primera infancia, los omega-3 desempeñan un papel esencial en el crecimiento, sobre todo en la visión y el desarrollo cerebral. En los niños, estos ácidos grasos son esenciales en el mantenimiento y la renovación de las células de todo el organismo y se ha demostrado que tienen un impacto positivo en la actividad cerebral, el aprendizaje y el desarrollo cognitivo.

El aumento del consumo de EPA y DHA durante el embarazo se ha asociado a un menor riesgo de depresión materna, una reducción de la restricción del crecimiento intrauterino y del parto prematuro, y una disminución de las alergias y el asma en los niños.

En los adultos, el aumento del consumo de estos ácidos grasos se asocia a efectos cardioprotectores: anticolesterolémicos, antitrombóticos, antiinflamatorios, antihipertensivos y antiarrítmicos. 

En cuanto a los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares, hay pruebas sólidas de que el EPA y el DHA pueden modificar positivamente los lípidos sanguíneos, la inflamación y la función endotelial. En las personas mayores, también se ha demostrado que los omega-3 ayudan a modular la depresión y el deterioro cognitivo. 

Los mecanismos subyacentes a estos efectos parecen ser variados; por ejemplo, los eicosanoides, y otros mediadores lipídicos bioactivos derivados del metabolismo de los omega-3, son moléculas señalizadoras que desempeñan diversas funciones en los sistemas cardiovascular, pulmonar, inmunitario y endocrino.

El consumo de pescado graso es la principal fuente de EPA y DHA en la dieta, y la conversión del ácido α-linolénico sirve como fuente adicional pero limitada. La suplementación con aceite de hígado de pescado, krill y bacalao, así como otros productos derivados de fuentes algales, también puede mejorar el estado de los ácidos grasos omega-3.

En cualquier caso, el consumo entre las poblaciones que siguen una dieta típicamente occidental rica en grasas animales es muy inadecuado y supone un riesgo para la salud, especialmente para las mujeres en edad fértil o embarazadas.

Un análisis de los datos de la National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES) de 2003-2012 mostró que el consumo de omega-3 de las mujeres embarazadas y en edad fértil es inferior al de los varones de la misma edad. 

Mientras que un análisis posterior de la NHANES con datos recogidos entre 2001 y 2014 descubrió que el 100% de las mujeres en edad fértil y embarazadas no cumplían la recomendación de consumo semanal de pescado (al menos dos/tres raciones por semana).

En referencia a las Guías Alimentarias para Estadounidenses 2015-2020, más del 95% de las mujeres de este grupo de edad no alcanzan la recomendación de ingesta de EPA y DHA de 250 miligramos al día.

La población estadounidense consume una cantidad insuficiente de omega-3

Con el fin de identificar los segmentos de la población estadounidense con mayor riesgo de deficiencia de omega-3, el objetivo principal del estudio era estimar el consumo de EPA y DHA en subgrupos de población y evaluar las diferencias por edad, sexo y estado de gestación, utilizando datos recogidos del estudio NHANES como muestra representativa a nivel nacional. 

Los resultados mostraron que los niños y adolescentes consumían dosis más bajas de omega-3 que los adultos; y las mujeres, cantidades más bajas que los hombres. 

En cambio, el pequeño porcentaje de individuos que tomaban suplementos de EPA y DHA mostró niveles significativamente más altos que los que no los utilizaban. 

Una de las conclusiones más alarmantes fue que la cantidad de EPA + DHA consumida por las mujeres embarazadas era inferior a una quinta parte de la recomendación de 520 miligramos al día, y que en el caso de los niños de entre 1 y 8 años, sólo se alcanzaba el 40% de la ingesta de EPA + DHA recomendada por la Academia Nacional de Medicina.

Aunque estos grupos de población son los "más sensibles", los resultados también mostraron indicios preocupantes en adultos y ancianos con un consumo de omega-3 inferior al 60% de la recomendación.

En general, el consumo de estos importantes ácidos grasos resultó insuficiente en todos los grupos de edad, lo que pone de manifiesto una situación que podría aumentar el riesgo de problemas de salud, sobre todo en poblaciones vulnerables como los jóvenes, los niños y las mujeres embarazadas.

En cuanto al consumo de suplementos de omega-3, sólo el 0,6% de las mujeres en edad fértil declararon tomar un suplemento que contuviera EPA y/o DHA y sólo el 7,3% de las embarazadas.

Dado que el uso de suplementos se asocia a una mayor ingesta de ácidos grasos poliinsaturados, podría ser una fuente importante de EPA y DHA, sobre todo para las mujeres embarazadas.

Algunos detalles del estudio

Se calcularon las ingestas de pescado y ácidos grasos EPA y DHA de 45.347 personas de todas las edades analizando los datos del último estudio NHANES.

En concreto, los datos mostraron que en los niños de 1 a 5 años, la ingesta total de EPA + DHA (32,4 mg al día) era inferior a una cuarta parte de la cantidad recomendada por la Organización Mundial de la Salud de ~ 150 mg al día. Las cantidades de omega-3 consumidas por los niños de hasta 11 años también eran insuficientes.

Los adolescentes (12-19 años) también presentaban una ingesta baja de EPA + DHA, con 59,2 mg al día, muy por debajo de la recomendación de la OMS de 200-500 mg al día.

La ingesta media en adultos y ancianos fue inferior a la dosis mínima recomendada de 200 mg/día de EPA + DHA proporcionada por muchas organizaciones, alcanzando sólo el 16% y el 21% de los 325 mg diarios por 1000 Kcal recomendados. 

Se necesitan más estudios para definir las poblaciones con riesgo de deficiencia de omega-3

Según los datos aportados por los investigadores, el consumo de omega-3 entre los distintos segmentos de la población estadounidense está por debajo de los niveles de ingesta recomendados, y es insuficiente para garantizar el estado de salud y modular los factores de riesgo para la protección contra las enfermedades crónicas.

Ellen Schutt, directora ejecutiva de la Organización Mundial de EPA y DHA, afirmó que este estudio confirma la importancia de aumentar el consumo de omega-3 en Estados Unidos.

Investigaciones anteriores ya habían demostrado que el 95% de la población estadounidense presentaba carencias de omega-3, y este estudio ayuda aún más a definir los grupos de riesgo, precisamente los más vulnerables.


Fuente: M. Thompson et al. Omega-3 Fatty Acid Intake by Age, Gender, and Pregnancy Status in the United States: National Health and Nutrition Examination Survey 2003-2014', Nutrients.