El pescado rico en omega-3 reduce el riesgo de diabetes y enfermedades cardiovasculares
Comer pescado es bueno para la salud y reduce el riesgo de diabetes y enfermedades cardiovasculares
Los omega-3 contenidos en el pescado reducen el riesgo de desarrollar trastornos crónicos asociados a la obesidad, como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. Así lo confirman estudios realizados por investigadores del Fred Hutchinson Cancer Research Center de Seattle y de la Universidad de Alaska en Fairbanks (EE.UU.), cuyas conclusiones se publicaron en el European Journal of Clinical Nutrition.
Confirmaciones del frío Norte
En la investigación participaron los esquimales Yup'ik, una población indígena de los territorios de Alaska que consume 20 veces más pescado graso, rico en Omega-3, que la dieta típica del resto de los estadounidenses. Aunque esta población presenta tasas de obesidad similares a las del resto de la población estadounidense, su incidencia de diabetes de tipo 2 es mucho menor. Mientras que la incidencia media de esta enfermedad en la población es del 7,7%, sólo el 3,3% de los yup'ik padecen diabetes de tipo 2. Estos datos recuerdan lo observado en otra población septentrional, los inuit de Groenlandia. Hace ya 40 años, Jørn Dyerberg y sus colegas observaron que esta población esquimal, a pesar de consumir una dieta rica en grasas -en particular, pescado rico en Omega-3-, tenía una de las tasas de mortalidad por trastornos cardiovasculares más bajas del mundo. Desde entonces, varios estudios han aclarado el papel que desempeñan el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA) Omega-3. Años de investigación han confirmado que estas moléculas mejoran los niveles de lípidos en sangre, reducen el riesgo de trombosis, favorecen el buen funcionamiento del sistema vascular y mejoran la presión arterial y el ritmo cardíaco.
Omega-3 para los triglicéridos y la inflamación
En la nueva investigación participaron 330 yup'ik con una edad media de 45 años. Al inicio del estudio, el 70% de los participantes padecía sobrepeso u obesidad. Partiendo de la hipótesis de que la baja incidencia de diabetes de tipo 2 podría atribuirse, al menos en parte, al elevado consumo de pescado rico en Omega-3, los autores realizaron análisis de sangre para cuantificar los niveles de triglicéridos, EPA y DHA en la sangre de los Yup'ik. Comprobaron que, si bien los participantes en los que se detectaron cantidades bajas de Omega-3 presentaban niveles elevados de triglicéridos, las concentraciones sanguíneas más altas de EPA y DHA no se correspondían con un aumento de los triglicéridos. Por el contrario, aunque fueran obesas, las personas con concentraciones plasmáticas elevadas de Omega-3 tenían valores de triglicéridos similares a los de los individuos de peso normal. La misma correlación se observó en el caso de la proteína C reactiva, un importante marcador de los procesos inflamatorios. Y puesto que tanto los triglicéridos como la proteína C reactiva son dos indicadores independientes del riesgo de desarrollar trastornos cardiovasculares y, probablemente, diabetes, la existencia de esta correlación explicaría, al menos en parte, la baja incidencia de esta enfermedad en la población Yup'ik. Estos hallazgos podrían tener importantes implicaciones en términos de prevención de las enfermedades asociadas a la obesidad. De hecho, explican los autores, la ingesta crónica de niveles elevados de EPA y DHA, similares a los típicos de la dieta yup'ik, podría ayudar a mejorar el riesgo de enfermedades asociadas a la obesidad.