Sistema cardiovascular

¿Los ácidos grasos saturados no son peligrosos para el corazón?

Ácidos grasos saturados: ¿malos para el corazón?


Los ácidos grasos saturados no parecen aumentar el riesgo de enfermedades cardiacas y vasculares, y los Omega-3 poliinsaturados podrían no tener un efecto protector sobre la salud cardiaca. Es posible que haya que revisar las afirmaciones nutricionales que llevan años promoviendo el consumo de alimentos ricos en ácidos grasos Omega-3 y desaconsejando el consumo de grasas saturadas.


Así lo recoge una investigación realizada en la Universidad de Cambridge (Reino Unido) en colaboración con la Universidad de Harvard en Boston (EE UU), y publicada en la revista Annals of Internal Medicine. En concreto, se trata de un metaanálisis, un estudio que informa de los resultados de un trabajo realizado sobre un tema determinado y que resume las pruebas sobre la asociación entre los ácidos grasos y las enfermedades coronarias.




Ácidos grasos y eventos cardíacos

Los ácidos grasos son los constituyentes de los lípidos animales y vegetales. Se clasifican según su longitud y estructura química en saturados, monoinsaturados y poliinsaturados. Entre los ácidos grasos saturados se encuentra el ácido palmítico, presente en el aceite de palma, la carne y el queso. De los monoinsaturados, el más común es el ácido oleico, principal componente del aceite de oliva. Los ácidos grasos poliinsaturados se dividen en omega-3 y omega-6. Al primer grupo pertenecen el ácido alfa linoleico, que se encuentra principalmente en las semillas de lino, el EPA (ácido eicosapentaenoico) y el DHA (ácido docosahexaenoico), en los que es rico el pescado. Al segundo grupo pertenece, entre otros, el ácido linoleico, que se encuentra principalmente en los aceites vegetales. 


Numerosos estudios han demostrado que las grasas saturadas provocan un aumento del colesterol sanguíneo y, por tanto, del riesgo cardiaco. Una dieta rica en ácidos grasos saturados también parece aumentar la probabilidad de desarrollar tumores. Por el contrario, las pruebas científicas demuestran que los ácidos grasos insaturados, especialmente los Omega-3, protegen contra la aparición de enfermedades cardiovasculares y previenen ciertos tipos de cáncer y disfunciones cognitivas. En los últimos años, las principales agencias de seguridad alimentaria han recomendado limitar la ingesta de ácidos grasos saturados y aumentar la de ácidos grasos poliinsaturados para proteger el corazón.



¿Protegen los omega-3 contra el riesgo cardiovascular?

El estudio en cuestión analizó 82 publicaciones sobre el riesgo de enfermedad coronaria en relación con la dieta, teniendo en cuenta a más de 600.000 personas de Europa, Norteamérica y Asia. De estos análisis se desprende que reducir las grasas saturadas en la dieta per se no ayuda a predecir el riesgo de cardiopatía.El estudio informó de que la ingesta diaria de Omega-3 tiene un efecto protector sobre el riesgo cardiovascular, pero estos resultados no fueron estadísticamente significativos. 


Según uno de los autores del estudio, el Dr. Dariush Mozaffarian, del Departamento de Epidemiología de la Universidad de Harvard, los resultados actuales no concuerdan, por tanto, con las directrices que fomentan un consumo elevado de ácidos grasos poliinsaturados y un consumo reducido de grasas saturadas. Esto se debe a que, como se ha puesto de manifiesto en los últimos años, es erróneo considerar un único nutriente en relación con la prevención de una determinada enfermedad, sino que hay que tener en cuenta los efectos de los alimentos en su conjunto.


Por lo tanto, deberíamos pasar a unas directrices basadas en los alimentos y no en nutrientes individuales. Según Richard Bazinet, catedrático de Ciencias de la Nutrición de la Universidad de Toronto, hay que refutar dos cuestiones: la primera es que la reducción de ácidos grasos saturados puede conferir protección cardiovascular, la otra es que no todas las grasas poliinsaturadas son eficaces. Un ejemplo de su pensamiento se refiere a las carnes procesadas de pavo o pollo, bajas en grasa, que pueden afectar negativamente al riesgo de cardiopatías debido a los altos niveles de sodio que contienen. 


En la actualidad, el único camino a seguir para una dieta saludable parece ser el basado en alimentos sanos y no procesados, frutas y verduras. Aunque las pruebas científicas confirman que unos niveles elevados de EPA, DHA y ácido linoleico se asocian a un menor riesgo coronario, Bazinet señala que en algunas dietas como la canadiense, el ácido linoleico constituye sólo el 5% de los aceites consumidos y que los aceites con Omega-3 y Omega-6 como el aceite de soja y el de canola representan el 55% y el 25% de la dieta



Un estudio con muchas limitaciones

Hay que tener en cuenta que el estudio en cuestión no considera enfermedades o problemas individuales, sino que se refiere a todos los problemas cardiovasculares, y no distingue entre prevención primaria (la que previene una enfermedad) y secundaria (la que incluye el diagnóstico inmediato de la enfermedad). 

Aunque los datos no fueron estadísticamente significativos, la ingesta diaria de omega-3 demostró un efecto protector relevante para las recomendaciones de salud pública. Los autores informaron de una disminución del 25% en el riesgo de enfermedad coronaria asociada al EPA y DHA circulantes, así como, la administración de 1-2 gramos al día de EPA + DHA, demostró una fuerte tendencia a la disminución del riesgo cardiovascular. También hay que tener en cuenta que los participantes en ensayos clínicos aleatorizados no siempre siguen correctamente las instrucciones, lo que contribuye a sesgar los datos del estudio.



Omega-3: componentes importantes de las dietas cardioprotectoras

Este estudio, a pesar de su falta de significación estadística, demuestra que unos niveles sanguíneos elevados de EPA y DHA están relacionados con una reducción de los episodios cardiovasculares, y subraya la importancia de consumir estos ácidos grasos.El EPA y el DHA tomados de fuentes dietéticas, como el pescado azul, o mediante suplementos, son componentes importantes de una dieta y un estilo de vida saludables. De hecho, el estudio confirma que al aumentar el consumo de Omega-3 y disminuir el de Omega-6, los procesos inflamatorios se ralentizan. 



Fuente: Rajiv Chowdhury, MD, PhD; Samantha Warnakula, MPhil; Setor Kunutsor, MD, MSt; Francesca Crowe, PhD; Heather A. Ward, PhD; Laura Johnson, PhD; Oscar H. Franco, MD, PhD; Adam S. Butterworth, PhD; Nita G. Forouhi, MRCP, PhD; Simon G. Thompson, FMedSci; Kay-Tee Khaw, FMedSci; Dariush Mozaffarian, MD, DrPH; John Danesh, FRCP; and Emanuele Di Angelantonio, MD, PhD. " Association of Dietary, Circulating, and Supplement Fatty Acids With Coronary Risk: A Systematic Review and Meta-analysis". Ann Intern Med. 2014;160(6):398-406-406. doi:10.7326/M13-1788