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El DHA es más eficaz que el EPA para aumentar el índice Omega-3 y reducir la inflamación y los triglicéridos.

El omega-3 DHA reduce la inflamación y los triglicéridos altos.

Los suplementos de omega-3 EPA y DHA actúan con igual eficacia sobre las células del sistema inmunitario al regular de forma similar la expresión de genes específicos implicados en la inflamación. El DHA, por su parte, ejerce un mayor efecto que el EPA en la reducción de los triglicéridos sanguíneos y de ciertas moléculas señal del estado inflamatorio, y tiene mayor capacidad para aumentar el Índice Omega-3, reduciendo así el riesgo cardíaco.

Estos son los resultados de tres estudios diferentes realizados por un equipo de investigadores del Instituto de Nutrición and Functional Foods de la Universidad Laval (Canadá), y publicados en las revistas científicas Atheroclerosis, American Journal of Clinical Nutrition y Prostaglandins, Leukotrienes and Essential Fatty Acids.



Omega-3, efectos antiinflamatorios y para la salud cardiovascular

Los omega-3 son una categoría de ácidos grasos especialmente conocidos por sus efectos positivos sobre el organismo en distintas etapas de la vida. En la naturaleza existen varios tipos de omega-3, como el ácido alfa linolénico, de dieciocho átomos de carbono y de origen vegetal, y los omega-3 de cadena larga, EPA y DHA. Los aceites vegetales como el aceite de linaza, el aceite de canola y ciertos tipos de frutos secos contienen principalmente ácido linoleico. 


Las principales fuentes alimentarias de EPA y DHA son los peces, especialmente los que habitan en mares fríos. Los omega-3 también pueden consumirse en forma de complementos alimenticios, formulados con extractos de aceite de pescado, que contienen una proporción variable de EPA y DHA. Se han realizado numerosos estudios para determinar la asociación entre el consumo de omega-3 y la reducción del riesgo cardiovascular. 


Modulan diversos factores, como la concentración de lípidos en sangre, la presión arterial, la trombosis y la inflamación, que pueden aumentar la probabilidad de trastornos cardiovasculares. La inflamación es también una característica de las enfermedades crónicas, como la obesidad, el síndrome metabólico, la diabetes mellitus de tipo 2, y es un factor clave en el desarrollo de la aterosclerosis y, por tanto, de la cardiopatía isquémica. 


Existe una cantidad considerable de investigaciones científicas que sugieren cómo muchos alimentos y nutrientes, y en particular los omega-3, modulan el estado inflamatorio crónico observado en las enfermedades cardiometabólicas. En concreto, el EPA y el DHA ejercen su efecto antiinflamatorio alterando las propiedades y la función de las células inmunitarias mediante la modificación de la expresión de genes específicos. Sin embargo, casi todas las investigaciones sobre los efectos antiinflamatorios de los omega-3 publicadas hasta ahora se refieren a una mezcla de EPA y DHA o sólo a uno de los dos. No obstante, los nuevos estudios sugieren que el EPA y el DHA ejercen efectos diferentes sobre la concentración de lípidos en sangre y los marcadores de inflamación, pero estas pruebas son limitadas y se ha descubierto poco sobre los efectos específicos de los dos omega-3 en las vías metabólicas y los procesos biológicos que subyacen a la salud cardiaca y metabólica en humanos. 


La composición en ácidos grasos de las membranas celulares influye en sus propiedades fisicoquímicas, y los omega-3 también pasan a formar parte de las membranas celulares, afectando a su fluidez, estructura y función. El índice omega-3, calculado como el contenido porcentual de EPA y DHA en las membranas de los glóbulos rojos, refleja la composición en ácidos grasos de los principales órganos, incluido el corazón. 


Un índice elevado de Omega-3 (8-12%) se ha asociado a un menor riesgo de cardiopatía coronaria y mortalidad. De hecho, el uso de suplementos de EPA y DHA está recomendado por diversos organismos sanitarios, entre ellos la Asociación Americana del Corazón, para la prevención secundaria de trastornos cardiovasculares o el control de los triglicéridos plasmáticos. 


Sin embargo, actualmente se desconoce si el EPA y el DHA tienen un efecto distinto sobre el Índice Omega-3. Teniendo en cuenta que el Índice Omega-3 es modificable mediante la dieta, se necesitan estudios para comparar los diferentes efectos del EPA y el DHA sobre esta herramienta clínica para la gestión del riesgo cardiovascular. El objetivo de los investigadores de la Universidad del Raval era precisamente investigar los diferentes efectos del EPA y el DHA en hombres y mujeres.



El DHA es más eficaz sobre las moléculas inflamatorias, los lípidos sanguíneos y el Índice Omega-3

Los datos de la investigación indicaron que dosis elevadas de EPA o DHA producen efectos similares sobre la expresión génica de las células inmunitarias, en hombres y mujeres, reduciendo así por igual los síntomas de la inflamación. Sin embargo, un segundo estudio mostró una diferencia en los efectos de los dos omega-3 sobre las moléculas señalizadoras de la inflamación, los llamados marcadores inflamatorios, como la proteína C reactiva (PCR) y la interleucina-18 (IL-18); destacando la mayor capacidad del DHA para reducir estas moléculas en comparación con las mismas cantidades de EPA. El DHA también fue más potente a la hora de modular las concentraciones de lípidos en sangre. 


El tercer estudio, publicado en Prostaglandins, Leukotrienes and Essential Fatty Acids, descubrió que cantidades diarias elevadas de DHA aumentaban el Índice Omega-3 en una media del 5,6%, un incremento mayor que con la misma cantidad de EPA. Según los investigadores, la mayor capacidad del DHA para aumentar el Índice Omega-3 que el EPA es coherente con el poder del DHA para modular los factores de riesgo cardiometabólico. "En conjunto, todos estos estudios marcan un cambio importante de la investigación epidemiológica a los estudios de intervención que destacan los beneficios de los suplementos de aceite de pescado", afirmó Barry Ritz, investigador de la empresa que financió los tres estudios. 


"Los hallazgos contribuyen al gran debate sobre cómo puede utilizarse eficazmente el aceite de pescado como herramienta clínica en la promoción de la salud y la gestión de enfermedades crónicas. Los suplementos de omega-3 son, de hecho, muy populares y están muy extendidos, por lo que es importante que los profesionales de la salud y los pacientes sigan la evolución de este campo de investigación en los próximos años", prosiguió Ritz.



Algunos detalles de la investigación

En el estudio participaron 154 sujetos, 48 hombres y 106 mujeres, con obesidad abdominal e inflamación de bajo grado. Un grupo siguió una suplementación diaria con 2,7 gramos de EPA, un segundo grupo con la misma cantidad de DHA y un tercero consumió únicamente aceite de maíz como control. 


Tras 10 semanas de tratamiento, los investigadores analizaron la cantidad de moléculas señal de inflamación, triglicéridos y colesterol de cada persona. También estudiaron la expresión génica en células inmunitarias y determinaron el Índice Omega-3. Los resultados mostraron que, si bien la suplementación con altas dosis de EPA o DHA tuvo efectos similares sobre la expresión de muchos genes relacionados con la inflamación en las células inmunitarias de sujetos con riesgo de padecer enfermedades cardiometabólicas, el DHA se mostró más eficaz para reducir los niveles de IL-18, PCR, triglicéridos y colesterol. 


Además, el índice Omega-3 de los participantes del grupo que había recibido DHA había aumentado una media del 5,6%, frente al 3,3% del grupo que había recibido EPA, con un aumento mayor en los hombres que en las mujeres.



El DHA reduce las moléculas inflamatorias y aumenta el índice Omega-3 más que el EPA

Según los investigadores que los llevaron a cabo, los resultados de los tres estudios colman una laguna en la investigación al evaluar los efectos específicos por los que los omega-3 contribuyen a la salud y a la prevención de importantes enfermedades metabólicas. De hecho, se trata de los primeros estudios que comparan eficazmente los efectos del EPA y el DHA sobre los marcadores de inflamación y los lípidos sanguíneos y, por tanto, sobre el riesgo cardiovascular en hombres y mujeres con obesidad abdominal e inflamación sistémica, demostrando la mayor eficacia del DHA sobre el EPA.



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