Antienvejecimiento

Deporte y salud: la actividad física previene la demencia en las mujeres

Las mujeres de mediana edad con una buena forma física tienen casi un 90% menos de probabilidades de desarrollar demencia al cabo de unas décadas que las mujeres con menos forma física. La actividad física, por tanto, no sólo afecta a la salud cardiovascular, sino que puede proteger contra el deterioro cognitivo típico de la vejez. Además, si las mujeres que practican mucho deporte aeróbico desarrollan demencia, los síntomas de esta afección aparecen de media 11 años más tarde que en otras mujeres.

Así se recoge en un estudio dirigido por Helena Hörder, de la Universidad de Gotemburgo (Suecia), y publicado en Neurology, la revista médica de la Academia Americana de Neurología.



El deporte ayuda a prevenir la demencia por varios mecanismos 


Numerosos estudios han demostrado que el ejercicio es útil para prevenir los trastornos cognitivos y la demencia en la vejez. Se presume que los mecanismos potenciales que subyacen a los efectos protectores de la actividad física sobre la función cognitiva son varios: el deporte se asocia a un menor riesgo de enfermedad cardiovascular, que a su vez predispone a la demencia.

  • El ejercicio mejora la circulación sanguínea.
  • La actividad física está asociada al aumento de sustancias necesarias para el crecimiento y la supervivencia de las neuronas.
  • La actividad física reduce las sustancias responsables del estrés oxidativo.
  • La actividad física se correlaciona con una mejor alimentación, lo que mejora positivamente el rendimiento cognitivo.
  • La actividad física facilita la sociabilidad y el buen humor.

A nivel cerebral, parece que el ejercicio aeróbico puede hacer que el cerebro sea más eficiente, plástico y adaptable, lo que se traduce en una mejora de la memoria y la función ejecutiva. Las investigaciones con modelos animales han demostrado, de hecho, que el entrenamiento aeróbico aumenta el número de capilares, el número de conexiones entre las células cerebrales y el desarrollo de nuevas neuronas. En resumen: los mecanismos estimulados por la actividad física regular incluyen todos aquellos cambios que afectan a la proliferación de células neuronales, en particular las neuronas recién formadas que "conectan" con otras. 


Un reciente estudio alemán, por ejemplo, exploró cómo el ejercicio es capaz de influir en el metabolismo cerebral evitando un aumento excesivo de colina, una sustancia muy importante para el funcionamiento del sistema nervioso. Los resultados mostraron que el ejercicio conduce a concentraciones estables de colina cerebral en el grupo "ejercicio", mientras que los niveles de colina se alteran en el grupo "control". Según los investigadores, unos niveles elevados de colina pueden provocar la pérdida de células nerviosas, un daño que suele producirse en la enfermedad de Alzheimer. El Alzheimer es la forma más común de demencia senil, y está causada por un deterioro de las funciones cerebrales con consecuencias muy graves para el paciente, al que le resulta difícil incluso realizar las actividades cotidianas normales. La enfermedad afecta a zonas del cerebro implicadas en el procesamiento del pensamiento, la memoria y el lenguaje, provocando amnesia, estados de confusión, cambios de personalidad, pérdida de control de las funciones corporales, cambios de humor y desorientación espaciotemporal. 



Las mujeres que practican deporte tienen menos probabilidades de desarrollar demencia  

El nuevo estudio investigó el papel que desempeña la forma física en la protección de las mujeres de mediana edad frente al deterioro cognitivo, revelando que las mujeres que habían realizado más actividad física aeróbica tenían hasta un 88% menos de probabilidades de desarrollar demencia que las que tenían una forma física moderada. Además, los participantes altamente capacitados que habían manifestado déficits cognitivos a lo largo de los años habían mostrado los primeros síntomas mucho más tarde en la vida que los demás, unos 11 años más tarde; a los 90 años en lugar de a los 79. "Estos resultados son emocionantes porque es posible que la mejora de la función cardiovascular en personas de mediana edad pueda retrasar o incluso evitar que desarrollen demencia", afirma el profesor Hörder. "Esto indica que los procesos cardiovasculares negativos que pueden producirse en torno a los 50 años pueden aumentar el riesgo de demencia más adelante en la vida", continuó.


Algunos detalles de la investigación 

Para llevar a cabo la investigación, se contó con la participación de 191 mujeres, con una edad media de 50 años, que fueron clasificadas en función de su capacidad cardiovascular máxima. Las mujeres fueron sometidas a una prueba de esfuerzo en bicicleta. La carga de trabajo media fue de 103 vatios. Un total de 40 mujeres cumplían los criterios de un nivel de forma física alto, equivalente a 120 vatios o más, 92 mujeres se encontraban en la categoría de forma física media, mientras que 59 mujeres se clasificaron en el nivel de forma física bajo, lo que representaba una carga de trabajo máxima de 80 vatios o menos. Los participantes de esta última categoría habían interrumpido la prueba de esfuerzo debido a hipertensión, dolor torácico u otros problemas cardiovasculares. El estudio continuó durante los 44 años siguientes, durante los cuales se realizaron seis pruebas de demencia a las mujeres. Tras ese periodo, un total de 44 mujeres habían desarrollado demencia, el 32% de las cuales eran las que habían mostrado niveles bajos de forma física al inicio del estudio, frente al 25% de las mujeres con una forma física moderada. Increíblemente, sólo el 5% de las mujeres con demencia pertenecían al grupo con mayor nivel de actividad física.



Serán necesarios más estudios para comprender el papel beneficioso del deporte a lo largo de los años. 

El estudio presentado tiene algunas limitaciones, la principal de las cuales es que sólo examinó a mujeres de Suecia, con resultados, por tanto, aplicables a un número limitado de personas. Además, los niveles de forma física de los participantes sólo se midieron una vez, por lo que no se registraron los cambios en el rendimiento a lo largo del tiempo. Según los investigadores que llevaron a cabo la investigación, aunque los resultados muestran una asociación entre la forma física, la salud cardiovascular y la demencia, serán necesarios más estudios para demostrar una relación causa-efecto concreta, y para determinar mejor si el aumento del ejercicio puede tener un efecto positivo sobre el riesgo de demencia y en qué momento de la vida es más eficaz.



Fuente: Helena Hörder, Lena Johansson, XinXin Guo, Gunnar Grimby, Silke Kern,Ingmar Skoog.October 16, 2018; 91 (16).Midlife cardiovascular fitness and dementia: A 44-year longitudinal population study in women.