Sistema cardiovascular

Los italianos consumen pocos alimentos ricos en omega-3: la salud, en peligro

La salud de una parte de los italianos está en peligro debido a una ingesta subóptima de Omega-3 de origen marino. Aumentar el consumo de alimentos ricos en EPA y DHA es una estrategia sencilla y eficaz para reducir el peligro asociado a varias enfermedades crónicas, en particular las cardiovasculares.

Desde luego, no somos los peores consumidores de alimentos ricos en Omega 3 del mundo, pero sin duda podríamos hacerlo mejor. Esto es lo que se desprende de un análisis sistemático publicado en The British Medical Journal por un grupo de investigadores coordinados por Dariush Mozaffarian, experto de la Harvard School of Public Health (Boston, Estados Unidos), según el cual los italianos consumen una media de 994 mg al día de estas preciadas grasas poliinsaturadas.

A la luz del hecho de que, en Italia, las muertes por cardiopatía coronaria atribuibles a la deficiencia alimentaria de estos Omega 3(EPA -ácido eicosapentaenoico- y DHA -ácido docosahexaenoico-) se sitúan en torno a 31 por cada 100.000 personas, los resultados de este análisis nos hacen plantearnos si nosotros también formamos parte de ese grupo de habitantes de la Bota que, al mantenerse por debajo de la ingesta media diaria de Omega 3 de origen marino, ven peligrar su salud.

Una nutrición adecuada es esencial para una buena salud

Mozaffarian y sus colaboradores incluyeron en su análisis datos sobre el consumo de grasas y aceites derivados de los alimentos en 1990 y 2010, recogidos en 266 encuestas nacionales. and Su trabajo representa solo una parte del estudio Global Burden of Diseases, Injuries, Risk Factors Study (GBD), un informe mundial sobre enfermedades y mortalidad que mostró, de forma más general, cómo la mala alimentación es uno de los principales factores de riesgo de enfermedad y discapacidad en todo el mundo.

El GBD es el estudio más autorizado sobre los determinantes de la mala salud. Los datos publicados en 2013(Global Burden of Disease Study 2013, GBD 2013) son una actualización de la versión anterior (el Global Burden of Disease Study 2010), el mayor estudio sistemático jamás realizado para describir la distribución y las posibles causas de una amplia gama de enfermedades, lesiones y sus factores de riesgo a escala mundial.

Se calcula que en 2020 casi el 75% de todas las muertes y el 60% de todos los problemas de salud del mundo serán atribuibles a enfermedades crónicas -entre ellas, las cardiovasculares, la diabetes de tipo 2, la obesidad y el cáncer-, con un mayor impacto en los países de renta baja y media. Los factores que contribuyen a la aparición de estas enfermedades -como la hipertensión arterial, el exceso de colesterol en sangre, la hiperglucemia y un índice de masa corporal en los rangos del sobrepeso y la obesidad-dependen en granmedida de la dieta. Este hecho alarmante esconde una nota positiva: la dieta es, de hecho, un factor modificable. Su correlación con los factores de riesgo de las enfermedades crónicas la convierte en el principal factor de riesgo de mala salud sobre el que se puede actuar activamente.

En este sentido, varios estudios epidemiológicos y clínicos han revelado cómo el consumo de grasas y aceites alimentarios está asociado a riesgos, por un lado, pero también a beneficios para la salud, por otro; tanto la cantidad como el tipo de grasas consumidas son cruciales. En la actualidad, sin embargo, los datos sobre la distribución de este consumo en todo el mundo siguen siendo escasos y poco representativos, al igual que la comprensión de los patrones dietéticos globales que tienen en cuenta la heterogeneidad por países, edad, sexo y tiempo.

Italia: las muertes por deficiencia de omega-3 han disminuido, pero el consumo de fuentes marinas es bajo

Centrándose en el consumo de diferentes fuentes de grasa en todo el mundo en 2010, los investigadores de Boston identificaron 16 grupos de adultos, agrupados por sexo y edad. El análisis se centró más concretamente en laingesta de ácidos grasos saturados, ácidos grasos poliinsaturados, colesterol, Omega 6 y Omega 3 procedentes del pescado o de fuentes vegetales. En el caso del Omega 3, los datos sobre el consumo de los ciudadanos europeos fueron recopilados y simplificados por Adam Ismail, director ejecutivo del GOED and (Global Organisation for EPA DHA Omega-3), una asociación sin ánimo de lucro que promueve el consumo de niveles adecuados de Omega-3 y de la que forma parte U.G.A. Nutracéuticos.

Lo que se observa es una cierta heterogeneidad entre los distintos países. En países como Francia, España, Portugal y, más aún, Islandia, laingesta media diaria de Omega 3 de origen marino supera ampliamente los 250 mg, la dosis recomendada por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) para mantener una función cardiaca normal. En otros países, como los Países Bajos, Irlanda, Grecia y varios países de Europa del Este, el consumo está aún lejos de esta cantidad.Italia se encuentra en una situación límite: el consumo medio es de 281 mg de Omega 3 de origen marinoentre 213 y 358 mg al día. En cambio, el consumo de Omega 3 de origen vegetal es más elevado: la media diaria es, en efecto, de unos buenos 713 mg (entre 346 y 1257 mg al día).

De estos datos se desprenden dos puntos críticos. Con un consumo diario que varía entre 213 y 358 mg, en Italia hay quienes no alcanzan los 250 mg de EPA + DHA indicados por la Efsa para el bienestar del corazón y considerados por la Sociedad Italiana de Nutrición Humana (SINU) como la ingesta mínima necesaria a cualquier edad. También existe una preferencia por las fuentes vegetales de Omega 3. Desgraciadamente, sin embargo, el organismo humano es incapaz de utilizar eficazmente los Omega 3 presentes en las plantas, que no corresponden a las formas biológicamente activas EPA y DHA, sino a su precursor, el ácido alfa-linolénico(ALA). Baste decir que ésta es precisamente la razón por la que los Omega 3 de origen marino se consideran grasas esenciales (es decir, que deben tomarse preformadas) al igual que el ALA, que las células humanas no pueden sintetizar de ninguna manera.

Afortunadamente, en Italia, las muertes por disfunciones coronarias atribuibles a la falta de EPA y DHA en la dieta fueron de unas 31 por cada 100.000 personas, lo que supone un total de 18.800 muertes, una cifra bastante baja si se compara con la de naciones como Lituania, Bielorrusia y Hungría. Otro parámetro importante a tener en cuenta es la tendencia de estas muertes entre 1990 y 2010; en Italia, la tasa de mortalidad pasó de unas 36.800 por cada 100.000 personas en 1990, a 31.500 en 2010, lo que supone una reducción de unas 5 muertes por cada 100.000 en 20 años. Optimizar la ingesta de EPA y DHA podría ayudar a reducir aún más las muertes cardiovasculares atribuibles a deficiencias nutricionales.

Algunos datos sobre los hábitos en el mundo

Los datos publicados por Mozaffarian y colaboradores también aportaron otra información interesante; a nivel mundial, mostraron que el 18,9% de la población ingiere una cantidad diaria óptima de Omega-3 procedente del pescado y que laingesta de EPA y DHA, junto con la de los ácidos grasos poliinsaturados Omega-6, ha aumentado en los últimos 20 años, mientras que la de grasas saturadas y colesterol se ha mantenido estable.

También parece que entre hombres y mujeres no hay demasiadas diferencias en el consumo de EPA y DHA, que, sin embargo, fue mayor en los adultos que en los jóvenes. En cambio, las fuentes de Omega-3 preferidas por la población varían de un país a otro.

El conocimiento del consumo de alimentos es importante para promover la salud 

Los datos obtenidos muestran que en Italia la ingesta media diaria de Omega-3 procede principalmente de fuentes vegetales y que en 20 años el número de muertes por cardiopatías coronarias atribuibles a la deficiencia de EPA y DHA ha disminuido, pero no mucho, sobre todo en comparación con los logros de los países del norte de Europa.

Conocer el consumo de alimentos en nuestro y otros países permite evaluar el impacto de los nutrientes en la salud y valorar intervenciones y políticas específicas para reducir el riesgo de enfermedades crónicas. En el caso concreto de las grasas, promover el consumo de alimentos que contengan EPA y DHA (como los pescados grasos -por ejemplo, salmón, atún, sardinas y anchoas-), sustituirlo al menos en parte por alimentos ricos en grasas saturadas (como la carne y el queso) y preferirlos, como fuente de Omega 3, a las fuentes vegetales (como los frutos secos y las semillas de lino) puede ayudar a proteger la salud cardiovascular.

Fuentes:

and and and Micha R et al. Global, regional, national consumption levels of dietary fats oils in 1990 2010: a systematic analysis including 266 country-specific nutrition surveys. BMJ 2014;348:g2272 doi:10.1136/bmj.g2272

Correcciones. and and and Niveles de consumo mundial, regional y nacional de aceites grasos dietéticos en 1990 2010: un análisis sistemático que incluye 266 encuestas de nutrición específicas de cada país. BMJ 2015;350:h1702. doi:10.1136/bmj.h1702

https://goedomega3.com/index.php/members/member/uga-nutraceuticals-srl