Antienvejecimiento

El omega-3 favorece la sed durante el envejecimiento

Envejecimiento: gracias a los Omega 3, el organismo está más sano

La pérdida de los mecanismos que controlan la sed que puede producirse durante el envejecimiento puede equilibrarse con laingesta de Omega 3. Así lo han demostrado investigadores de la Universidad Deakin de Burwood (Australia) en un estudio publicado en la revista Neurobiology of Aging. Los datos recogidos por los autores de la investigación permitieron identificar los mecanismos moleculares que subyacen a este efecto, del que se dice que está controlado por un gen expresado en elhipotálamo, la zona del cerebro que contiene los centros nerviosos para el control de la sed.


El vínculo entre el envejecimiento y la sed

Durante el envejecimiento, los mecanismos que controlan la sed pueden volverse menos eficaces. Esto significa que, a pesar de la presencia de estímulos que inducen la sed, el individuo no siente una necesidad de beber proporcional a la necesidad de agua del organismo. Este fenómeno, bien documentado tanto en humanos como en roedores, es una de las razones biológicas de los problemas de salud de los ancianos debidos a la deshidratación provocada por el calor intenso.


El papel del Omega-3

El envejecimiento también puede provocar una disminución de los niveles de Omega-3 en el organismo. La deficiencia de estos nutrientes provoca cambios en el equilibrio de líquidos y sodio. Por esta razón, investigadores australianos decidieron evaluar si la suplementación dietética con Omega-3 tenía algún efecto sobre la respuesta a la sed.


Ácidos grasos para más sed

El estudio, realizado en ratas, demostró que la ingesta de Omega-3 equilibra la falta de mecanismos que inducen a beber en caso de deshidratación. El análisis de la base molecular de este efecto mostró que, aunque es uno de los mecanismos que regulan la sensación de sed, la capacidad de la hormona angiotensina II para estimular la sed no cambia durante el envejecimiento. Por el contrario, la actividad de otras hormonas que equilibran la cantidad de agua en el organismo, como el péptido natriurético auricular (ANP) y la vasopresina (AVP), se altera a medida que envejecemos. La ingesta de omega-3 no influye en modo alguno en la acción de estas moléculas. Sin embargo, los investigadores han descubierto que la expresión de ciertos genes del hipotálamo es mayor en los animales ancianos con deficiencia de Omega-3 que en las ratas a las que se les administran estos ácidos grasos. En concreto, en estos animales, los niveles de fosfolipasa A(2) citosólica (cPLA(2)), ciclooxigenasa-2 (COX-2) y la enzima responsable de la producción de prostaglandina E(2) (PGE(2)), una molécula implicada en el control del equilibrio hídrico, eran más elevados. De acuerdo con estos datos, los científicos también observaron que los animales más viejos a los que se administró una dosis baja de Omega-3 se caracterizaban por unos niveles hipotalámicos de PGE(2) más elevados que el resto de ratas. Y no sólo eso, cuanta más agua se introducía como consecuencia de la deshidratación, menores eran los niveles de PGE(2) en el hipotálamo.


Los omega-3 favorecen la sed a través de las prostaglandinas

Basándose en estos resultados, los investigadores concluyeron que el omega-3 puede ser útil para restaurar los mecanismos correctos de percepción de la sed que pueden perderse durante el envejecimiento. Además, los datos recogidos les permitieron formular la hipótesis de que los mecanismos subyacentes a la reducción de la sensación de sed podrían basarse en la actividad de la PGE(2).  


Fuente 

1. Begg DP, Sinclair AJ, Weisinger RS, 'Thirst deficits in aged rats are reversed by dietary omega-3 fatty acid supplementation', Neurobiol Aging. 2012 Jan 5. [publicación electrónica antes de impresión].